Una escena de la última película del director Alexander Payne, “The Holdovers”, resume toda la película. En la mañana de Navidad, Paul Hunham (Paul Giamatti), el habitualmente cascarrabias profesor de música clásica en un internado de Nueva Inglaterra a principios de los años 1970, convoca al estudiante rebelde Angus Tully (Dominic Sessa) y a la afligida señora de la cafetería Mary Lamb (Da’Vine Joy Randolph) para el comedor para una celebración preparada apresuradamente. Brillando con deleite y satisfacción, Hunham descubre un árbol de Navidad inclinado y sin adornos, lleno de regalos mal envueltos a sus pies.

Es una exhibición patética, que recuerda a “La Navidad de Charlie Brown”, pero lo que cuenta es el esfuerzo de Hunham por convertir una situación miserable en un festival agradable. De eso se trata “The Holdovers”: aprovechar al máximo la temporada navideña a pesar de circunstancias menos que ideales.

Protagonizada por el actor nominado al Oscar Paul Giamatti, en su última colaboración con Payne después de “Sideways” de 2004, “The Holdovers” es una instantánea de un momento y lugar específicos: las vacaciones de Navidad de 1970 en una academia de preparación para niños de Nueva Inglaterra cubierta de nieve para el rico. El director de la escuela le asigna a Hunham, un profesor solitario y despreciado, la nada envidiable tarea de vigilar al puñado de estudiantes desafortunados que se ven obligados a pasar las vacaciones en el campus. La actitud obstinada de Hunham y su abierto odio hacia los chicos crearon una casi batalla de voluntades entre Hunham y aquellos bajo su mando, específicamente el desafiante pero muy inteligente Tully.

Sin embargo, lo que sucede es más que la clásica historia de “adulto testarudo versus joven rebelde”. Es un nuevo giro de la tradicional película navideña ambientada en un pintoresco paraíso invernal mientras Hunham y Tully forjan lentamente una amistad complicada y un entendimiento mutuo.

“The Holdovers” tiene muchos puntos fuertes, especialmente en sus actuaciones. La interpretación de Giamatti de Hunham muestra el lento derretimiento de un testarudo muñeco de nieve, uno que odia a sus alumnos tanto como se preocupa por su éxito. La capacidad de Giamatti para traducir el comportamiento gélido y la calidez envuelta de Hunham, a menudo en la misma escena, aporta profundidad y complejidad a la historia de la película.

Dominic Sessa, un joven recién llegado al cine, retrata a Tully como un joven incapaz de afrontar el abandono de su familia. Sessa equilibra inteligentemente la línea entre la desobediencia y la razonabilidad en su actuación, un debut impresionante para un actor que espero y predigo que veremos en muchas más películas por venir.

Fuera de los dos protagonistas principales de la película, Da’Vine Joy Randolph brilla como Lamb, la jefa de la cafetería de la escuela que está de luto por la muerte de su hijo en la Guerra de Vietnam. Randolph aporta el núcleo emocional de la película, actuando en parte como una brújula moral mientras recorre el camino pedregoso que quedó tras el fallecimiento de su hijo. Desesperados por una conexión durante la Navidad, los tres forman una familia informal pero cariñosa mientras esperan que pase la Navidad antes del inicio del próximo semestre.

“The Holdovers” es tan divertida como sincera y conmovedora. El guión, escrito por el productor David Hemingson, está lleno de tantos momentos hilarantes como reflexivos. Incluso cuando se tocan temas oscuros, como la soledad, la depresión y las familias disfuncionales, el guión los trata con el humor adecuado, permitiendo que la película respire y no se confunda en su melancolía. No sería una verdadera película navideña si no se entrelazara la alegría en la historia. Además, para una película de casi 2 horas y 15 minutos de duración, hay suficientes giros y desarrollos para mantener a la audiencia interesada.

Payne también hace uso de su ambientación: principios de los años 1970. La película presenta la moda y los modelos de automóviles de la época junto con extractos de los episodios de “The Newlywed Game”. Es importante destacar que Payne tomó la sabia decisión de agregar digitalmente una película con grano de 16 mm a la copia terminada, dándole a la película una ambientación y una sensación de los 70 que evita el pastiche. El ambiente de los años 70 combinado con el acogedor romanticismo de Nueva Inglaterra cubierta de nieve es lo suficientemente fuerte como para despertar sentimientos de nostalgia, incluso en aquellos que no vivieron durante esa época.

“The Holdovers” es una bienvenida salida del largometraje anterior de Payne, “Downsizing” de 2017, dirigida por Matt Damon, una sátira de las soluciones ambientales en respuesta al cambio climático que se perdió en su mensaje socioeconómico a medias. Si bien “The Holdovers” toca temas polémicos de su época (raza, clase y la guerra de Vietnam), el guión no se detiene demasiado en ellos ni los expresa con mano dura. En cambio, Payne centra la historia en la importancia de la conexión humana en lugar de su habitual sátira social. Si bien “The Holdovers” es tan mordaz y amarga como sus películas anteriores, tiene una calidez que aporta un nuevo elemento a su filmografía.

Mientras millones de personas colocan sus árboles de Navidad, descubren cajas de adornos polvorientos y colocan luces multicolores y baratas de Target en las canaletas de sus tejados, les aconsejo que también pongan sus televisores de pantalla grande en esta maravillosa película para celebrar las fiestas. Espero que se unan a mí para considerarlo no sólo como un regalo anticipado de Navidad, sino también como un nuevo clásico navideño al que vale la pena volver en los años venideros.

Clasificación: Cinco adornos navideños grandes, hermosos y brillantes.

“The Holdovers” se proyecta en cines selectos y está disponible para compra en streaming.